martes, 15 de febrero de 2011

TE ECHO DE MENOS AMAYA

Hoy te escribo esta carta querida Amaya, para decirte lo que nunca te dije y es lo enamorada que estoy de ti. Te amo como no he amado a nada, ni a nadie. Te amo como está prohibido amar, con la locura y la inconsciencia de un adolescente. Quizás fue por no decírtelo a tiempo, que desapareciste de mi vida. Todavía puedo recordar como fue que te perdí, poco a poco, paulatinamente. Entonces no me di cuenta de que te estabas yendo de mi lado, pero ahora puedo verlo con la claridad que da la distancia. Te echo de menos Amaya.

            Quiero contarte porque quizás tú no lo sepas , que tuve una hija y se llama Amaya, igual que tú. Mi mujer actual siempre pensó que era por ella, pero yo lo propuse e insistí porque necesitaba recordarte a diario. Necesitaba poder pensar que habías existido, para poder seguir adelante con mi vida. Necesitaba recordar nuestros momentos más felices. Aquellas risas al tratar de escondernos de tus padres. Los encuentros a escondidas de todos. Aquellas sesiones continuas de besos y arrumacos en los últimos asientos de un cine. Aquellas caricias en la oscuridad de nuestro cuarto. Te echo de menos Amaya.

            Todavía puedo recordar como si fuera ayer, el día en que te pedí matrimonio. Con la rodilla clavada en el suelo y un anillo de diamantes cuidadosamente colocado entre las rosas del parque. Tuve que ahorrar durante muchos meses, pero todo era poco para ti. Te ahogaron los sentimientos. Te ruborizaste, porque la gente que pasaba por nuestro lado, no disimulaba al mirarnos. Pero no dejabas de sonreír. Yo se que te gustó que te lo pidiera así y allí, pero no me dijiste nada. Nos casamos como, cuando y donde tú dijiste y hasta que no te lo preguntó el alcalde no escuché el si de tus labios. Dios mío, como te echo de menos Amaya.

            Luego llegó la rutina y poco a poco te fuiste yendo. Ya te digo que entonces no lo noté. Algunos días no volvías a casa. Otros sólo nos veíamos durante unas horas. No te extrañé, pero hoy te echo de menos Amaya.

            Llegó un día en el que no te volví a ver. Me quedé sola, muy sola. ¿Dónde te fuiste? De pronto, el tiempo me trajo una nueva vida. Una nueva esposa. Pero ella jamás ha conseguido hacerme sentir lo que junto a ti viví. Si te soy sincera, ni aún entonces me pregunté por ti. Sin embargo hace unos días te vi de nuevo. Te busqué con la mirada. Me armé de valor y me acerque a ti, te hablé como si nada hubiera pasado entre nosotras, pero tú estabas absorta en tus pensamientos y no me escuchaste. Te vi sonreír pero cuando por fin me viste se borró la sonrisa de tu cara. Busqué el acercamiento por todos los métodos que conozco. Te busque en todos sitios, hasta en mi cama, pero no te encontré. Te eché de menos Amaya.

            Hoy ya no has podido ocultarlo más. Yo empezaba a sospechar que tu vuelta no tenía nada que ver conmigo. Hoy me lo has confirmado. Hay otra mujer y te vas con ella. Te llevas a nuestra hija Amaya, pero me dejas todo lo demás. Todo lo que no quiero. Ella fue la que sacó de ti, la Amaya que tanto extraño hoy. Y ya no tengo nada que hacer, a pesar de amarte con toda mi alma. Solo echarte de menos, Amaya.



 Autora: Nuria L. Yágüez

Seguir leyendo(...)