No podía creerlo se encontraba otra vez en medio de aquella
encrucijada, sin saber cómo había llegado.
La última vez se había prometido
aprender el camino y creía haberlo aprendido, sin embargo la realidad le decía
no era así. Miro a su alrededor y comprendió que había pintado todo
de los colores que ella siempre quiso ver, pero había regresado al mismo punto
de siempre.
La trampa era la misma.
Esta vez había buscado con cuidado cada una
de las cadenas que necesitaba para no huir aferrándose a ellas. No solo no
había escusas, sino que además había cerrado con rejas los dos caminos que le
permitirían marcharse, el de vuelta atrás y la huida hacia delante.
Se llevó
las manos a la cabeza.
Sintió ese miedo
a sí misma tan fácil de reconocer para ella. La historia se repetía. Cerró los
ojos, miró hacia otro lado, y dejó que se repitiera hasta el final.
Estaba tan
acostumbrada a los golpes que ya apenas dolían.
Teléfono contra el maltrato 016
No dejes nunca de pedir ayuda.No eres la culpable
La culpa siempre es del que agrede
Autora: Nuria L. Yágüez