jueves, 4 de noviembre de 2010

CARICIAS AGRIDULCES

Llegaba a tiempo una de esas caricias que levantan el ánimo y animan. Que enternecen el corazón cuando lo miran. Que te sacan del lodazal cuando ya no caminas.
Llegaba a tiempo.

Olga se hundía en la parte más oscura de su corazón desde hacía mucho tiempo y había estado a punto de tirar la toalla. No podía recordar cuando había cambiado su forma de ver la vida. Perdió su sonrisa en algún lugar, en algún momento, y lo más triste es que nunca la había echado de menos. Sólo cuando Sito la tumbó en la cama y acaricio su espalda en la más absoluta oscuridad añoró aquellos momentos. Una lágrima recorrió su garganta e inundó su corazón pero la soledad que había sentido, y de la que había tenido que defenderse, impidió que sus ojos

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