Riete cuanto quieras
que ahora mi corazón descansa.
A mi me queda esperanza,
a ti sólo risa, y es falsa.
Riete cuanto quieras
que hoy por fin comprendí,
que cada risa que brota de tus labios
es una lágrima que lloras por mi.
Riete cuanto quieras
que a mi el dolor se me pasará
pero la indigestion mental que tú tienes
no te dejará jamás.
Autora: Nuria L. Yágüez
5 comentarios:
Quien rie el último rie mejor, pero dicho de una forma mucho más ingeniosa. Fantástico Nuria.
¿Noto en estas líneas un poquito de ironía? Hasta para mandar a alguien a paseo tienes gracia. Si señor, que se imagne tomando un poquito de sal de frutas a ver si se le pasa la indigestión mental.
Ana
Ahora vas y lo cascas. jajaja Muy buena
Tienes toda la razón del Mundo Nuria, las indigestiones estomacales se pasan, pero las mentales no.
Sabes que siempre digo que hay personas que tienen la cabeza encima de los hombros porque venia pegada al cuerpo, pero que en realidad nunca la han usado, desgraciadamente cuando tienen cierta edad ya no se les puede cambiar, por ello hay que dejarles seguir su camino antes de que nos hagan daño. Eres elegante hasta cuando utilizas la ironía.
Me voy a hacer una camiseta con tu poema. Ya me dirás cuánto es el copyright ;)
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