martes, 25 de septiembre de 2012

EL DIA QUE APRENDIO A NADAR


Ese día se levantó triste como vacía, le costaba respirar. Habían muerto tantas cosas en su vida que no podía entender porque su corazón seguía latiendo. 

En su pecho había un vacío enorme que no podría llenar con nada. 

Abrió su blog y escribió como una obligación que se había impuesto para no desaparecer en el vació de su corazón. Pero ese día le esperaba una sorpresa. El amor de su vida, al que ella todavía no conocía le esperaba allí. A partir de ese día, volvió a sonreír desde dentro. 

Después abandonó su blog en la orilla donde nacen las tormentas. Dejó descansar la tabla que le ayudó a sobrevivir, por si alguien la necesitaba. Cuando comprobó que nadie la usaba, la recuperó la lijo, la barnizó y la colgó de recuerdo en su nuevo hogar. Ahora no sobrevive aferrada a ella, ahora disfruta imaginando.



 Autora: Nuria L. Yágüez




2 comentarios:

María H. M. Meneses dijo...

Como siempre....casi indescriptible.Inesperada....y a la vez impresionante!!
Felicidades...y Gracias por deleitarnos a tod@s.2-3

Alberto López dijo...

Sigue cuidando de esa tabla de salvación que llegó a ti inesperadamente. Yo me considero un trocito de esa tabla, pero por insignificante y pequeño que sea ese trocito, siempre puedes contar con el.
Te quiero un trocito. Besos.